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NUESTRA HISTORIA

Rancho Pico comienza como comienzan todas las grandes historias: con una idea, una ilusión y mucho amor. Nuestra historia es la historia de una familia que ama profundamente el estado de Morelos y que un día se enamoró de un pequeño rincón de este bello estado de la República Mexicana. En aquel rincón encontraron un espacio rodeado de verde, de vida; desde el primer momento les transmitió una sensación de paz y tranquilidad. Cada rincón nos hacía sentir como en casa, nos hablaba de un hogar, del amor y nos transmitía un sentimiento acogedor.

Tuvimos la oportunidad de conocer a los dueños. Al escuchar las historias que tenían para cada pequeño pedazo de su hogar, nos enamoramos aún más. No solo eso, escuchar de su propia boca los sueños y planes que ellos mismos tenían para su pequeño rincón en este mundo, nos hizo sentir que no estábamos solos: Este no era un lugar cualquiera. Desde que entras, te cuenta historias, te habla de tranquilidad y de amor. Y todas esas historias y la energía que transmite la naturaleza que rodea el lugar nos murmuró al oído: ya estás en casa, puedes relajarte y disfrutar de las cosas bellas de la vida.

Poco a poco comenzamos un proceso de mejora y restauración. Una esquina nos pedía pintura, la planta del fondo necesitaba un buen corte, un sendero que se vería mejor con un pequeño camino marcado. No fue sencillo, ni tampoco rápido. Fue una labor que, como todo lo que se hace con amor, se hizo con paciencia y atención a los detalles. No teníamos un plan trazado, simplemente dejamos que cada espacio nos platicara su historia, nos dijera cómo se sentiría mejor, cómo podría hacer feliz a cualquier persona que lo visitara.

Cada miembro de la familia aportó algo. Desde la alberca pintada a mano y con mucho cariño, las bellísimas esculturas colocadas en las áreas verdes que contrastan y resaltan la belleza natural. Cada piedra, sábana y cortina colocada en Rancho Pico proviene de una labor de amor de una familia que decidió plasmar sus ideas en el paisaje de Cuernavaca, Morelos.

Sin darnos cuenta ni planearlo mucho, construimos un lugar que era a partes igual ecléctico y acogedor, naturaleza y arte, colorido y cálido; solo guiados por nuestro corazón logramos conjuntar los sentimientos que, desde el primer día, este lugar nos hizo sentir.

Al ver como se iba formando este lugar y sentir su energía renovada, potenciada, nos dimos cuenta de dos cosas. Primero, nos quedaba mucho trabajo por delante. Segundo y más importante, no podíamos ser egoístas y guardar solo para nosotros este oasis de calma y tranquilidad que estábamos creando.

Fue así que decidimos ofrecer nuestro pequeño paraíso para rentas vacacionales. Nos pareció que muchas familias, como la nuestra, podrían disfrutar ahí de un fin de semana, un pequeño escape de la rutina y las presiones de la vida cotidiana. Pronto comenzamos a recibir a nuestros primeros huéspedes y, afortunadamente, luego comenzaron a llegar más y más. Al platicar con ellos muchos nos comentaban lo mismo: el amor se siente en el aire desde que entran en Rancho Pico.

 

De ahí se nos ocurrió una idea: ¿por qué no hacer de este un lugar donde se celebrara el amor? Así que comenzamos a adaptar ciertas partes, como el área de banquete y cóctel, en lugares donde los enamorados estuvieran orgullosos de celebrar su amor.

Desde la primera boda que celebramos, nos dimos cuenta que esta era la verdadera misión de nuestro pequeño oasis. Un lugar que nació para ser el escenario donde dos personas se juran amor eterno frente a sus seres queridos.

Es por eso que te podemos prometer que, si visitas Rancho Pico, te vas a enamorar. Rancho Pico es un lugar que conjunta su historia, el pasado, la maravilla que es poder vivir el presente y con un futuro guiado por el amor.